
Raquel Cocaño durante unha gravación de Cancrodiario.
Raquel, gallega con linfoma a los 20 años: "Me cabreaba el 'eres fuerte', necesitaba la quimio para no morir"
La desinformación con la que se encontró a lo largo de su enfermedad la motivó a crear 'Cancrodiario', un corto que trata el cáncer desde otra perspectiva
Te puede interesar: La oncóloga infantil gallega Ana Alas: "Mis pacientes y sus familias me dan lecciones a diario"
Estaba en tercero del Doble Grado en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad de Santiago y le faltaban unos días para irse de Erasmus a Rennes, Francia. Era verano, y compaginaba la playa y las verbenas con sus primeras prácticas en la redacción de un periódico.
Todo transcurría con normalidad en la vida de Raquel Cocaño, una chica de 20 años de Marín (Pontevedra), pero una visita periódica al médico de cabecera cambió todos sus planes. En tan solo unas horas se vio ingresada, con la bata del hospital puesta y esperando un diagnóstico de cáncer que, unos días después, llegaría en forma de Linfoma de Hodgkin.
Un año y medio después la normalidad está de vuelta en la vida de Raquel que, ya recuperada, está dirigiendo su primer corto, Cancrodiario. Una pieza que trata el cáncer desde las emociones, sin tan siquiera contar si la protagonista se cura o no.
El preestreno tendrá lugar el jueves 10 de abril en la Facultad de Ciencias de la Comunicación, a las 18:30 horas.
Un diagnóstico que lo cambió todo
"Eu non tiña demasiados coñecementos sobre o cancro, diagnosticáranllo ao pai dunha amiga, pero non sabía moito. Ao final, da igual como de preto caia, nunca pensas que un día serás ti quen enferme", comienza a relatar Raquel.
Hacía dos semanas que tenía un bulto en el cuello pero precisamente eso, el pensar que nunca va a pasar, la tenía tranquila pensando que podía ser una simple contractura. Fue una amiga enfermera quien le advirtió que lo tenía que ir a mirar en medio de un festival.

Rodaje de 'Cancrodiario'.
"Aproveitei unha visita rutineira co médico de cabeceira para dicirlle que me saíra un vulto, eu xamais pensei que podía ser algo malo. Cambioulle a cara! Chamou a outra compañeira e puxéronse a falar, díxome que tiña que ir ao hospital de inmediato, que cría que podía ter un Linfoma de Hodgkin", relata.
De camino a casa buscó en internet, por primera vez leyó la palabra "cáncer". Se apoyó entonces en su madre, quien la acompañó al hospital. Esa misma tarde se quedó ingresada y unas semanas después recibió la confirmación: tenía cáncer.
Los estudios como refugio
"Esa foi a primeira vez na miña vida que ingresei nun hospital. Recordo que foi tamén a primeira, e unha das poucas veces, que me derrubei durante o proceso. Estaba na habitación, sen diagnóstico nin nada, e unha enfermeira posou sobre a miña cama unha xiringuilla xigante. Din por feito que era para a miña compañeira de habitación, cando me dixo que non rompín a chorar", relata.
Vivió el diagnóstico, y también la enfermedad, un poco en estado de shock. Recuerda, pero con dificultad, esas primeras semanas y cuenta con apenas dos o tres dedos las veces que se vino abajo.

Grabación de 'Cancrodiario' en la playa.
"Creo que aínda non o asimilei de todo. Eu seguín ca miña vida, ca miña carreira de forma normal. Apoieime, sobre todo, en miña nai e meu irmán, e tratei de mostrar sempre a miña mellor cara ao meu avó e meu pai, que non soportaban verme mal", explica.
Sus padres le recomendaron tomarse un año sabático, pero Raquel, que confiesa pedir prácticas en la universidad todos los veranos porque sino se aburre, decidió seguir. Tenía miedo a perder un año de carrera, pero sobre todo quería tener algo en lo que refugiarse.
"Na universidade déronme todas as facilidades do mundo e axudoume moito seguir animicamente ca carreira, non me arrepinto. En época de exames gravábame audios recitando a lección por se non tiña forzas para estudar pola quimio despois, moitas veces estaba máis angustiada pola universidade que pola enfermidade", cuenta.
El tratamiento del cáncer en los medios
"Cabreábame o 'es moi forte', precisaba da quimio para non morrer. Non me sentía forte, precisaba dun tratamento, como ía ser forte? Todo o mundo cree que sabe moito sobre o cancro, pero non é así. Hai moita desinformación, está moi mal tratado".
Para ella una de las peores partes de vivir la enfermedad en primera persona fue descubrir todo lo que vivían a diario los pacientes.
"Mentalmente teste que soster soa, non hai case axuda. Ningunha asociación contactou comigo e nos medios apenas vin información ao respecto. Publican dúas noticias polo Día do Cancro e outras dúas cando morre un famoso por algún tumor e pouco máis. Nunca pensei que fora a ser así".
Cancrodiario, un cortometraje diferente sobre el cáncer
Precisamente fue esto lo que la motivó a crear Cancrodiario, un cortometraje con el que pretende hablar del cáncer desde otra perspectiva, la de las emociones, evitando usar términos belicistas y poniendo el foco en otro punto que no sea el de ganar o perder contra la enfermedad.

Protagonista de 'Cancrodiario' en una grabación.
Para esto, Raquel contó con varias pacientes de oncología que quisieron compartir sus propias historias y con la colaboración de otros 15 compañeros con los que formó su equipo de grabación. Además de su TFG, este es su primer gran proyecto.
"Foi duro recordar segundo que momentos. Hai unha toma, a máis dura, que recrea a miña peor sesión de quimio. Empecei a escribila e tiven que pedir axuda, a miña compañeira de produción foi a que acabou de montala, non podía recordalo", explica Raquel.
El corto aún está en el horno y no será hasta el preestreno del próximo 10 de abril cuando pueda verse. Mientras, la cuenta de Instagram de Cancrodiario está en activo. Desde ella la directora comparte información, testimonios y el paso a paso de las diferentes fases del proyecto.
Está será la primera vez que una obra lleve su nombre en el apartado de directora, y espera que no sea la última. Su sueño es dirigir, en Galicia y en gallego.