El gallego es un idioma con multitud de palabras y expresiones que lo hacen tan especial y único. Muchos de estos términos han llegado a ser usadas en el resto del país, como es el caso de la tan característica morriña que, según la Real Academia Española significa "tristeza o melancolía, especialmente la nostalgia de la tierra natal". No obstante, en Galicia utilizamos esta palabra con otro significado que en España se desconoce e, incluso, también es de extrañar para algunos gallegos.
Si entendemos la morriña desde su lado más emotivo, todos sabemos que es un sentimiento muy arraigado en la cultura gallega que evoca a una sensación de nostalgia cuando nos encontramos fuera de Galicia. Lo curioso es cuando hablamos de las incontables palabras para llamar a la lluvia, y otras tantas expresiones y refranes que utilizamos los gallegos, pues es algo muy presente en nuestra vida.
Morriña o Morriñada
Un paraguas bajo la lluvia
La lluvia es un fenómeno tan habitual en Galicia que no sorprende que los gallegos hayamos adaptado diferentes términos a lo largo de los siglos para hacer referencia a las diferentes formas que tiene el agua que cae del cielo; más o menos débil, con o sin viento, de poca o larga duración... un sinfín de posibilidades.
Esta diversidad lingüística es sinónimo de la conexión cultural y emocional que los gallegos tenemos con el agua. Más allá de las básicas "chuvia" o "choiva", son tantas las palabras para llamar a la lluvia en Galicia que es imposible conocer todas porque, al fin y al cabo, todo depende de la zona en la que vivas.
Así, destaca la palabra morriña o morriñada como sinónimo de "chuvia miúda" o, dicho de otra forma, lluvia poco intensa, pero persistente. Ese tipo de lluvia que parece que no, pero con la que acabas "mollado como un pito" ("mojado como un pollo") si no vas preparado. Lo peor es si te coge de imprevisto por la calle, porque la morriña puede llegar a resultar bastante molesta, sobre todo si se te mete en los huesos la humedad que genera.
Quizá te resulte más conocido por alguna de las otras palabras que existen para llamar a este tipo de lluvia: babuña, babuxa, barbaña, barbuña, barbuza, barrallo, barrufa, barruñeira, barruzo, breca, chuvisca, froallo, lapiñeira, mocalleira, orballo, parrumada, patiñeira o zarzallo; si es muy fina y persistente, poalla o poalleira, y si eres de los que no se abrigan porque crees que no es para tanto, también se denomina mexaparvos ("meatontos") o mexadeira.
Como curiosidad, se cree que este significado proviene del portugués, algo que también ha llegado hasta la Academia Canaria de la Lengua, que entiende la morriña como una "lluvia muy fina y pertinaz".
Las incontables formas de llamarle a la lluvia en Galicia
Si la lluvia es más intensa, pasa de ser morriña o morriñada a catalogarse como torboada, torbón, treboada, trebón, tromba, tromba de auga, entre otros, y, si cae de manera especialmente fuerte, entonces estaremos hablando de una arroiada, un diluvio o un dioivo.
Cuando la lluvia va acompañada de frío, el panorama se torna en meleada, melura, molura, auganeve o torba y, si nos ponemos más serios, en graínzo, pedra, pedrazo, salpedrés o sarabia. Si lo que ocurre es que estás viviendo un día con el tiempo tan típico gallego en el que no llueve, pero hay tanta humedad en el ambiente que te empapas igual, significa que hay néboa, brétema o borraxeira, entre otros posibles.
Estas son algunas de las expresiones más típicas de Galicia para hablar de la lluvia:
- Chove a caldeiros
- Chove a cántaros
- Chove a potes
- Chove a cachón
- Chove a fío
- Chove a mares
- Chove a rego
- Chove a sellas
- Chove a trebón
- Chove a Deus dar
- Chove a máis non poder
- Chove ás cuncas
- Cae auga a xerros
- Caen chuzos de punta